martes, 16 de octubre de 2007

CONSECUENCIAS, ¿Cuánto inciden en nuestra vida?

La vida es como una cadena; porque si miramos una cadena podremos apreciar que está constituida por varios eslabones, uno consecutivo al otro, tal cual como los actos y acontecimientos de nuestras vidas.
Primero, comencemos por lo básico, veamos que al romperse un eslabón la continuidad de la cadena se acaba, es decir, la vida se termina, tal como los acontecimientos “accidentales”, como ser suicidios, accidentes mortales, asesinatos, y demás.
Ahora, con este ejemplo se nota que hay forma de modificar la cadena de la vida. Pero, ¿Qué pasa si en esta cadena deformamos un eslabón? ¿La cadena cambiará su forma?, lo más probable es que así sea, lo mismo pasa con la vida. Si un “eslabón” de nuestra vida es “deformado”, es posible que el resto de nuestras vidas también lo haga. Si un día “x” decidís tomar un cigarrillo y fumarlo, tu vida cambiará para siempre, y vos también lo harás, aunque tal vez no lo notes. Si un día tu forma de interpretar el mundo te dice que Dios no existe, vas a cambiar para toda tu vida, nunca volverás a pensar o actuar de la misma manera. Si ayer escuchabas cumbia, y hoy te volcaste al heavy metal, cambiarás radicalmente, y a tu manera de ser y pensar se le agregarán nuevos puntos de vista, lo que forma parte de un cambio.
A todo esto, creo que podemos hallar una diferencia entre la vida y la cadena. Porque si hablamos de una cadena en sus condiciones de tal, ésta ya está armada, desde el principio al fin. Y la vida, aunque muchos digan que hay un destino ya escrito para cada uno, y en ocasiones parecería que es esto efectivo, no está armada desde el principio al fin, sino desde el principio hasta hoy. Porque nuestros actos cambian nuestro destino, y es cierto, a medida que vamos creciendo todo parece indicar que ya estamos destinados a ser de alguna manera, pero no es así. Porque cada día que pasa cambiamos un poco, y al sumarse el día a día, y al pasar una cantidad de estos, veremos que el cambio es grande. Sino, intenta recordar cómo eras hace tan solo cinco años, ¿eras igual que hoy?, lo dudo mucho, y si se da el caso de que sigas siendo el mismo, te propongo algo, ¿por qué no dejas de romper las bolas y comenzás a vivir un poco? Puede ser que muchos crean ser los mismos que hace cinco años, porque tal vez los gustos, actitudes o costumbres no han variado demasiado, pero siempre hay una diferencia, por pequeña que parezca, que nos modifica casi totalmente.
Sigamos con el tema del “eslabón deformado”. Hoy te enamoraste, es decir, alguna persona, no importa el sexo, te atrae más que cualquier otra, eh aquí un cambio. Uno que tal vez sea el más importante de los que podamos sufrir, ya que cada vez que caemos en este juego del amor, nuestra visión de la vida se modifica en función de nuestros sentimientos, y aprendemos que no todo es como nos parecía, y tal vez mañana conozcas una parte de esa persona que no conocías, que jamás habías notado, y una vez más tu percepción del mundo va cambiar.
Lo mismo pasa cuando la magia del amor se acaba, es entonces cuando surge un cambio radical en nuestras percepciones, y vemos que, ahora sí, nada es lo que parecía ser.
¿Y si la cadena de un ser querido se rompe? Es decir, si este muere, ¿producirá un cambio en nosotros? Muchos dirán que si, pero por un tiempo, “luego todo vuelve a la normalidad”. ¡No!, nada volverá a ser igual, nunca, hoy jamás será igual que ayer, y mucho menos si suceden cosas como el ejemplo anterior, eso es otra manera de cambiar totalmente.
Hoy, tus padres perdieron su trabajo, como cambian las cosas ¿no?, pensar que ayer estabas a punto de comprarte un nuevo celular y hoy eso ya no es posible, pero bueno, mañana tal vez consigan un trabajo nuevo, o tal vez vos lo hagas para ayudar con la economía de la casa, por dios como cambiaste. Y como ha cambiado tu mundo también.
Si mañana empezás ese nuevo trabajo, es increíble como va cambiar tu percepción del mundo, y el resto de tu ser también lo hará, ya que gran parte de nuestros cambios radicales –aparentemente- son causados por nuestra “manera de ver las cosas”.
Con todo estos ejemplos, ¿podemos decir que hay un destino? Puede ser que sí, tal vez, tus padres estaban destinados a perder ese trabajo, tal vez vos estabas destinado a trabajar desde joven, o puede ser que tu destino era enamorarte de esa persona. ¿Y si decidiste no seguir esa línea? ¿Si querés ser hoy un desempleado?, ¿o si evitas conocer nuevas personas para no caer en el amor? ¿Será ese tu destino? Puede ser que sí, pero vos decidiste cuál será tu destino, vos cambiaste esa escritura y comenzaste a escribir tu destino con tu propio lápiz, entonces, efectivamente tenemos un destino, pero creado nada más que por nosotros mismos, la única parte de este destino que no podremos cambiar es el final, es nuestra muerte, puede ser que existan muchas maneras de morir, pero al final, muertos estaremos.
Podes ahorcarte, meterte un tiro en la cabeza, tirarte de un vigésimo octavo piso, fumar y morir de cáncer (convengamos que no es la única manera de contraer cáncer), tener sexo sin cuidado para contraer HIV, sífilis u otras enfermedades, o simplemente dejar que la suerte nos de una manera de morir (como en la mayoría de los casos de muerte), pero efectivamente terminamos muertos. Entonces, si es ese el único punto del destino que es inamovible, acomodemos los demás eslabones a nuestra conveniencia, para que el último (la muerte) no sea tan molesto e indeseable.
Bien, creo que dejé en claro mi punto de vista sobre la posibilidad de manipular nuestras vidas a nuestro “antojo”, aunque en ocasiones no se nos “antoje” cambiar.
Este es otro tema que concierne a la vida y las cadenas, es que -como dije arriba- en ocasiones no se nos antoje cambiar, e inevitablemente las cosas cambian. Muchas veces, cambiamos nuestra vida “accidentalmente”, como cuando cometemos errores no deseados, sea por imprudencia, o sea por nuestra propia negligencia, pero solemos cambiar el mundo de alguna manera que no nos agrade, y –al menos yo- tengo la costumbre de culpar a la vida, que, como muchas personas me oyeron decir, “siempre trata de derrumbar nuestros sueños o expectativas”, con éstos cambios.
Para que se entienda, volvamos al ejemplo del amor. En ocasiones hacemos cosas que pueden herir a la persona amada, y gran parte de estos actos terminan una relación buena, ¿qué decimos entonces? “¡La puta madre, por qué la vida es tan injusta!”, pero no es la vida mis amigos, no señor, somos nosotros los injustos que no medimos las consecuencias. ¡Y eh aquí la palabra mágica!, en la cadena de la vida, cada eslabón es la consecuencia causada por el eslabón anterior, como ya dije “(…) Si un ‘eslabón’ de nuestra vida es ‘deformado’, es posible que el resto de nuestras vidas también lo haga. (…)”, puede ser éste el ejemplo más claro sobre la “deformación” de un “eslabón de la vida”. Por eso, una excelente manera de vivir tranquilos y sufrir lo mínimo posible –ya que nadie muere sin antes sufrir- es pensar en las posibles consecuencias de nuestros actos, porque una vez realizados no podremos volver a corregir las cosas, la única solución a ese tema es simplemente apreciar las consecuencias de lo hecho, soportarlas, y tratar de hacer lo mejor posible sobre ésta, para notarla lo menos posible.
La vida es básicamente “la consecuencia del pasado”, siempre viviremos nuestras propias consecuencias y al mismo tiempo las consecuencias ajenas (que a veces nos causan tanto dolor de cabeza). Por ejemplo, ¿Por qué el señor Rockefeler amasó tanto dinero?, ¿Porque se lo regalaron? No, porque es la suma de las consecuencias de sus inversiones pasadas; ¿Por qué la Argentina está como está? ¿Porque a Lula Da Silva se le ocurrió? No señor, nuestro país está así gracias a las consecuencias de los actos de los represores y de los siguientes mandatarios, como Alfonsín, Menem, De la Rúa, y demás, que nos hundieron hasta lo más profundo de la pobreza. O para que sea más claro ¿La selección de fútbol quedó fuera del mundial del 2006 porque Ronaldo estaba gordo? ¡No!, fue consecuencia de que los alemanes golpearon a más no poder y el referee cobró poco y nada, sumada a la lesión del “pato” que tan valioso era, sumado a la consecuencia de lo malos cambios que realizó el DT y el mal juego del equipo argentino, ¡ni más ni menos que consecuencias!, todo en esta vida es consecuencia. En el último ejemplo apreciamos casi un caos, ya que no fue solamente consecuencia de los actos de los argentinos (actos propios), sino la suma de éstos a los “actos ajenos” como los del referee y los jugadores rivales. Y el sufrimiento del público tras esa derrota es pura consecuencia de actos ajenos, ya que la hinchada no tuvo nada que ver en esa derrota.
Entonces, no sólo debemos tener cuidado de nuestros actos, sino también fijarnos que quien está a nuestro alrededor tengan el mismo cuidado, no vaya ser que te mueras por una imprudencia del chofer del colectivo donde viajabas, ¿no?.
Bien, así es como veo yo las cosas de la vida, si bien hay muchísimos aspectos de ésta que se podrían analizar, yo traté de enfocar mi mirada en éste punto, el de las benditas consecuencias.

martes, 9 de octubre de 2007

VENDERNOS, el márketing de las personas en sociedad

Vivimos en una sociedad que está comenzando a dejar de lado la sagrada palabra prejuicio, pero que todavía le falta mucho por aprender de otra gran palabra como es aceptar.

Aceptar, no sólo significa “hacer click en un botón virtual para poder seguir haciendo lo que sea que estés haciendo”, también significa dejar que otros/as entren en nuestras vidas, mentes, corazones, u otros lugares que no son apropiados mencionar.
A la gente de hoy, aunque no nos guste reconocer o no lo percibamos, le cuesta mucho permitir que otras personas se relacionen concretamente con ellas, por ejemplo, es más fácil ponerle el rótulo de “amigo” a las personas que solamente comparten tiempo con nosotros que dejarle que –como un buen amigo- conozca nuestros más íntimos secretos, o defectos, o que simplemente sepan la verdad de nosotros, sucede también porque tenemos miedo a los prejuicios de estas personas, o tememos que estas sean efectivamente prejuiciosas, y preferimos ocultarnos tras una carita sonriente a tener que ser víctima de acusaciones, discriminaciones, burlas, o perder esa supuesta amistad con las personas. Pero, para qué querrían conservar la amistad si ésta no es real, ya que nuestros “amigos” no saben quiénes somos en realidad, así que, perdido por perdido, por qué mejor no le contas un poco esas cosas tuyas a tu amigo/a y te dejas de joder, así por lo menos sabrás si es o no tu amigo, si lo es, te va decir “ah! Mira vos, no sabía eso de vos…”, y si no lo es concluiría “…mejor andate de acá, no me gusta estar con gente como vos.” (Sólo si no es un amigo/a de verdad las dos partes serían consecutivas).

A todo esto, sería bueno, para no tener que temerles a nuestros amigos, que comencemos a ver, o buscar alguna manera de decir las cosas, para no tener que perderlo, para que inevitablemente te acepte como somos y no nos joda la existencia. Resulta práctico citar una frase que dice algo como “es mejor conocer a nuestros enemigos para saber qué es lo próximo que harán” o por el estilo, ahora, ¿no sería mejor también conocer a nuestros amigos para saber qué van a hacer? Si ¿no? Es conveniente hacerlo, de ésta manera sabremos cómo abordar esos temas que nos acosan y nos causan vergüenza, hay que saber tratar a la gente para esto, saber qué les gusta y cómo les gusta, qué creen y qué detestan, entre otros aspectos personales. Es decir, tenemos que saber vendernos (no quiere decir “prostituirse” o abandonar nuestros valores a cambio de amistad o compañía), sino que tenemos que saber convencer a los otros de que somos buenos, de que somos valorables, lo que no quiere decir que vayamos a conversar con alguien y digamos por ejemplo “yo soy un genio en matemáticas”, o “yo soy muy útil en mecánica”, de esa manera lo más posible es que nos consideren un fanfarrón o algo parecido, lo mejor es demostrarles que somos personas confiables, que sabemos hacer las cosas simplemente haciéndolas, que somos comprensibles, y que somos “queribles”, siempre hay que negociar con la personalidad de la gente, si yo quiero que me comprendas lo más seguro es que yo me esfuerce en entender tus problemas, virtudes y defectos, si deseo que alguien me quiera, es seguro que me voy a esforzar por demostrar afecto y cariño con esa persona, y que le voy a demostrar que soy esa persona a quienes ellos desean querer. Ojo al piojo, no seamos esos forritos compradores que son capaces de inventar gustos o virtudes a fin de ser considerados buenas personas o a fin de ser queridos, simplemente seamos nosotros mismos, pero podemos resaltar justamente esas cosas nuestras que sabemos que son buenas o agradables, simplemente para que la gente vea que efectivamente somos buenas personas, y no intentemos conformarlos modificando nuestras personalidades sino, no es a nosotros que no quieren, sino a las personas que aparentamos ser, lo que no sirve de nada.

Por último, pero no menos importantes, factores como la modestia y ser educados, generalmente despiertan en las personas las ganas de explorarnos, conocernos, y cuando menos se esperan, ¡ya nos quieren!, que fácil ¿no? Mentira, no es así de fácil, no es fácil ser realmente bueno, pero conseguir ser buenas personas nos convertirá en “gente querida” y nosotros también vamos a querernos mucho más, y justamente ser queridos y querernos es solamente una parte, un escalón, en la alta escalera hacia la felicidad. ¿No es acaso eso lo que todos anhelamos? Para concluir quiero invitarlos a intentarlo, está bueno, yo ya lo estoy haciendo, y es la mejor fase de la construcción de nuestras soñadas “vidas felices”.
No hay nada mágico ni místico, está en nuestras cabezas, nada más, no hay oraciones ni rituales para ser felices, está en construir una vida, una persona que nos haga felices, ¿por qué no empezar ahora antes que llegue la parte difícil?

Para mirar

Para mirar
Recuerde, reflexione, imagine, invente, haga de su mundo un infinito...
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